¿Alguna vez has escuchado el término bouquet en el sector vinícola? Según la propia RAE, con este término se hace referencia al «aroma de los vinos de buena calidad». No obstante, dentro del ámbito de la enología, esta terminología hace referencia al aroma que adquiere el vino durante su proceso de envejecimiento.
Por lo tanto, bajo este término se engloban todos los procesos que recorre un vino hasta que adquiere el aroma final. De la armonía entre el aroma de la uva y la fermentación se obtiene «un buen buqué».
Bouquet de vino, un aroma terciario
Como consecuencia de que este aroma no depende ni de la variedad ni de la fermentación, el bouquet es considerado «un aroma terciario». Se desprende, por tanto, del aroma primario (la variedad del vino) y del secundario (el proceso de elaboración del mismo).
No obstante, es importante tener en cuenta que es posible encontrar dos buqués de vino. Que, desde Vega y Gijón, detallaremos a continuación.
¿Cuáles son los dos tipos de bouquet que existen?
- Buqué de reducción: Es el aroma que desprenden los vinos que no están en contacto con el aire durante su proceso de envejecimiento. Especialmente cuando se encuentran en botella. En este caso, conviene saber que este tipo de vinos deben beberse inmediatamente después de abrir la botella. Uno de los ejemplos más claros los tenemos en el caso de los vinos de Rioja.
- Buqué de oxidación: Bajo el término de buqué de oxidación se hace referencia al aroma propio de aquellos vinos que se encuentran en contacto con el aire durante el proceso de envejecimiento. En la mayoría de los casos, esta situación se produce principalmente en las barricas. El vino de jerez o el de Oporto son dos de las tipologías de vino más habituales que presentan este tipo de buqué.
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