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En 1904, en el norte de Perú, se fundó la Hacienda Agrícola de Chiclayo, un pequeño asentamiento entre el mar y las montañas conocido como la “ciudad de la amistad.”
Aquí, un grupo de agricultores se unió para comerciar con su azúcar, y para este propósito construyeron una pequeña refinería. Si bien había un montón de materia prima, la tecnología era elemental. La falta de conocimientos técnicos hacía que la caña de azúcar y todo su potencial no se aprovechase por completo. En 1933 Don Rolando envió a su hijo mayor Augusto a estudiar ingeniería química en la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.
En el verano de 1938, un barco con destino a Perú partió de Londres, llevando la preciosa maquinaria de molino de cilindros para el azúcar y para la destilación una columna escocesa. 1950 fue un año inolvidable para el joven Augusto Piera de Castillo: Ron MILLONARIO nacía oficialmente.
El ron fue el fruto de un arduo trabajo, pero como pocos podían darse el lujo de probarlo, adquirió el nombre de “para los millonarios”, en reconocimiento a ese exclusivo club de individuos lo suficientemente ricos como para comprar el espíritu y disfrutar de su encanto único.
