Los amantes de las cervezas han recorrido durante los últimos años un importante crecimiento en todo lo que tiene relación con el proceso de elaboración de una de las bebidas más consumidas a lo largo de todo el mundo.
No es casualidad que a lo largo de la historia hayan sido muchas las innovaciones que han ido irrumpiendo en el mercado. Siempre con el objetivo de probar nuevos ingredientes que nada tienen que ver con la cebada y que nos permiten poder disfrutar de un sabor único. Este es el caso de la fruta y en este artículo, desde Vega y Gijón, te contamos todo lo que tienes que saber al respecto sobre su importancia en el sabor de la cerveza.
¿Por qué se utiliza fruta en la elaboración de cerveza? Cerveza y fruta, una relación con mucho recorrido
Si bien es cierto que existe la falsa de creencia de que la relación entre la cerveza y la fruta es nueva, la realidad es que ya cuenta con una gran trayectoria tras de sí. De acuerdo a los datos existentes, los egipcios ya utilizaban esta fórmula en el año 7000 a.C.
Sin embargo, no es hasta el momento actual cuando su impacto ha permitido alcanzar un desarrollo más que notable.
¿Cuál es el impacto de la fruta en la cerveza?
En las cervezas afrutadas, la fruta es un elemento clave en su proceso de elaboración. Teniendo un impacto directo tanto en el aroma como en el color y el sabor. Es habitual añadir la misma durante el proceso de fermentación o en la maduración, considerada la segunda fermentación.
Las frutas más frecuentes son los frutos rojos, como las moras y los arándanos, que permiten rebajar la intensidad del sabor. Otras menos comunes, como las manzanas o las peras, nos permiten explorar nuevos sabores y, en algunos casos, tienen un público muy fiel.
Sin embargo, si tenemos que destacar una fruta que haya experimentado un importante crecimiento ésta es, sin duda alguna, las cerezas. Su sabor se adapta a los matices de la malta a la perfección, ofreciendo una textura única.