Agua con gas como alternativa a los refrescos
Intentar reducir el consumo de azucares es un propósito común y popular este año. Pero según van subiendo las temperaturas, lo que apetece es un refresco frío, dulce y con burbuja. Se puede disfrutar de vez en cuando, mientras que sea la excepción y no la norma. Las cantidades de azúcar en un refresco no se notan especialmente y por ello es fácil engordar con ellas.
Los zumos como Ribena son una buena opción, ya que tienen un sabor dulce intenso y fresco con lo mejor de los frutos rojos. No extraña que empezar el día con un zumo sea costumbre fija en muchos países.
Si tenemos sed, pensamos en agua. Es más común disfrutarla pura sin gas. Una rodaja de limón u otro cítrico le pueden dar un toque fresco. Mientras tanto, el consumo de agua con gas, actualmente solo un 10% del consumo total de agua de botella, está aumentando. Aprovechando las campañas anti-azúcar, es una alternativa saludable a los líquidos carbonatados, gracias a sus burbujas.
¿De dónde vienen las burbujas?
Pueden originarse de forma natural en el propio manantial. En otras aguas minerales, se añaden posteriormente. En ambos casos, la causa de las burbujas es el ácido carbónico disuelto. Han saltado alarmas sobre su efecto dañino sobre el esmalte de dientes, pero se deberían consumir grandes cantidades para que tenga un efecto de erosión. En este sentido, son más perjudiciales los refrescos y bebidas con cítricos.
Se desaconseja su consumo en caso de padecer hernia de hiato y problemas intestinales y insuficiencia respiratoria severa.
¿Y si le añadimos un poco de sabor?
La mejor manera de evitar refrescos cargados de azúcar es tener preparado jarras de agua con sabores. Solo debemos añadir trocitos de frutas frescas como limón, fresa, mandarina y sandía. Unas hojas de menta o hierbabuena le dan el toque inconfundible de verano.
Vega y Gijón es distribuidor de agua con gas Fonter en Canarias