La vista es normalmente el primero de los sentidos en percibir las características de un vino. A través de la vista podemos obtener mucha información sobre las características de ese vino, como su cuerpo, su acidez, una idea aproximada de su edad o incluso la variedad o variedades de uva con las que se ha elaborado.
Cada vino posee unas propiedades únicas que son el resultado de un largo proceso en el que intervienen multitud de elementos, como la vid, edad, ubicación, cultivo, elaboración, conservación..etc
El elemento que determina en mayor medida al color del vino es la propia piel de la uva. Observando la tonalidad del líquido en la copa podemos ver a simple vista” numerosos detalles sobre el vino. No se trata sólo de tinto, blanco o rosado, en cada una de estas variedades podemos encontrar un sinfín de tonalidades con distintos brillos, matices e intensidad.
Importancia del color del vino
Aunque realmente depende de cada tipo de vino o de uva, normalmente el color nos muestra una serie de características que nos ayudan a determinar la elaboración, la edad y la evolución del vino.
A la hora de realizar una nota de cata, el color se define principalmente a través de la intensidad, la limpidez y la tonalidad.
Por ejemplo, el color nos indica el grado de madurez y salud de la uva en el momento de su vinificación, las propiedades que caracterizan al terreno de cultivo del viñedo o el sistema de vinificación y conservación.
También señala la edad del vino, pues los vinos tintos van perdiendo color a medida que envejecen, yendo desde tontos violetas-púrpuras característicos de la juventud del vino hasta rojos granates más apagados en vinos reserva.
Como ves, el color nos permite conocer un gran abanico de matices, como si de una conversación entre una copa y un enófilo se tratase.
Tonalidades del vino
Vinos tintos:
Violáceos y azulados. Presente normalmente en los vinos tintos más jóvenes y poco evolucionados. En ellos se percibe aún la influencia de los antocianos sobre el mosto en los reflejos azulados. Serán vinos con poco cuerpo, buena acidez y frescos.
Granate. Tono de los vinos tintos al inicio de su evolución. Lo presentan vinos con cierto grado de crianza, normalmente de no más de 3 años.
Rojo. Vinos tintos en el momento culmen de su evolución. Presentan un color brillante e intenso. Tienen algo más de cuerpo que los dos anteriores.
Caoba. Vinos con bastante tiempo de evolución,donde las tonalidades más vivas empiezan a apagarse. Serán vinos con tiempos de crianza largos. Se intensifica el cuerpo del vino y se pierden frescura y acidez.
Teja. Vinos tintos más viejos, que presentan tonalidades tirando a anaranjadas e incluso ambarinas. Indica tiempos de crianza muy largos, durante los cuales el vino pierde intensidad de color, opacidad y brillo. Serán vinos muy evolucionados.
Vinos blancos:
Pajizo verdoso. Tonos claros, de un amarillo pálido con reflejos verdosos. Este es el color de los vinos blancos más jóvenes, por lo que serán frescos y ácidos.
Pajizo. Color de los vinos algo más hechos que los anteriores, pero con un tiempo de madurez aún bajo. Color pálido propio de blancos secos jóvenes.
Dorado. El color común entre los vinos blancos jóvenes. Color amarillo dorado brillante que empieza a mostrarse a partir de un cierto tiempo de maduración. Bajan los niveles de frescor y acidez. También puede encontrarse en vinos con cierto contenido en azúcar e incluso en vinos dulces.
Oro cobrizo. Color presente en vinos blancos con bastante evolución, normalmente blancos secos con estancia en barrica. Pueden comenzar a apreciarse aromas a madera, vainilla, etc. También es un color común entre los vinos blancos dulces.
Ocre. Color más oscuro y apagado, menos brillante y que puede mostrar reflejos cobrizos. Este color lo presentarán los blancos con mayores tiempos de crianza, así como los vinos dulces y vinos amontillados y fortificados.
¿De dónde viene el color del vino?
El color del vino proviene de unos compuestos que están presentes en la uva: los compuestos fenólicos (no flavonoides y flavonoides)
- Los no flavonoides no actúan directamente sobre el color pero sí presentan la posibilidad de oxidación, interfiriendo de esta manera en el color de los vinos con el paso del tiempo.
- Los flavonoides que contienen a dos responsables directos del color: los antocianos y los taninos.
Los antocianos son compuestos que aportan al vino los colores rojos púrpuras y azulados debido a la antocianiana, un pigmento que se encuentra solo en la piel de la uva tinta y que actúa como un colorante natural. Durante la maceración de los vinos, la piel traspasa el pigmento al jugo de la uva aportando uno de los colores que lo caracteriza.
Los taninos son un elemento esencial que, junto a los antocianos, marcará el equilibrio perfecto para garantizar un color agradable y atractivo.
En conclusión, los antocianos y los taninos son los principales encargados del color final del vino.
Si quieres probar los mejores vinos y calificarlos por su color, entra en nuestro catálogo, donde podrás encontrar las mejores marcas y variedades.