La madera es concebida como una de las piezas claves en la crianza de un vino. Sus primeros usos fueron simplemente para almacenar las bebidas, pero con el paso del tiempo, se descubrió cómo afecta en la crianza de los vinos.
Ya que, al ser un ‘’material vivo’’ , transmite las cualidades al vino, potenciando sus características.
¿En que afecta exactamente la madera al vino?
Las barricas o barriles están hechos de una madera que le aporta al vino unas características muy determinantes para el sabor y aromas. Según como sea la barrica, variará las particularidades del vino.
La madera es un material que permite respirar a los vinos, ayudando así, a desarrollar su potencial de envejecimiento. A continuación, te explicamos los distintos efectos que tiene la madera sobre el vino:
— Efecto sobre el color:
La madera es capaz de darle el color final a un vino, ya sea al vino blanco como al vino tinto. El motivo de esta acción es debido a los taninos (es una subdivisión del polifenol, sustancia química que se encuentra en plantas, semillas, corteza, madera, hojas y pieles de frutas) de la barrica que reaccionan con los pigmentos del vino.
— Efecto sobre el olor:
La madera le aporta a los vinos el olor que los caracteriza. Es capaz de ofrecer sabores con toques de anís, vainilla… Al tostarse también nos puede dar la sensación de cafe o chocolate.
— Efecto sobre el sabor:
Dichos efectos depende del tiempo en que el vino esta en contacto con la madera. Por ejemplo: si el vino estuvo más de 6 meses de crianza se percibirán sabores de vainilla.
— Efecto sobre la durabilidad:
La madera prolonga la vida del vino, debido a los taninos de la madera, que le proporcionan al vino un potencial adicional de envejecimiento.
Maderas utilizadas
El roble francés y el americano son las mejores opciones desde siempre para el proceso de crianza de los vinos. Pero no son las únicas maderas utilizadas para fabricar barricas:
1. Roble español:
Es una madera con gran potencial enológico utilizada para la fermentación y crianza de vinos tintos. Aporta aromas a café, cacao y notas ahumadas; también notas golosas de caramelo y almendras. En cuanto a la vainillina, el compuesto que aporta aromas de vainilla a los vinos, tiene niveles intermedios al roble americano y francés.
2. Roble Húngaro:
Al igual que en el caso anterior, es una madera muy interesante en el mundo de la enología; también se utiliza para la fermentación y crianza de vinos tintos. Su aporte sensorial es muy similar al del roble francés, pero éste conserva mejor los aromas frutales propios del vino.
3. Acacia:
Podemos hablar de dos tipos:
- Barrica sin tostar: usado para la fermentación y crianza de vinos blancos. Les aporta aromas florales (flores blancas principalmente), toques especiados y resalta su frescura.
- Barrica con tostado medio: usado igual que el tipo anterior para la fermentación y crianza de vinos blancos, pero en este caso también para vinos tintos. Al margen de las notas florales, le aporta toques a fruta y matices tostados.
4. Cerezo:
También hablamos de dos tipos:
- Barrica sin tostar: se usa para la fermentación y crianza de blancos y tintos, a los cuales les aporta aromas a frutos rojos, siendo predominante los toques de cereza y ciruela en tintos.
- Barrica con tostado medio: se utiliza para los mismos vinos, pero a diferencia del anterior, la intensidad de los aromas frutales aportados al vino es mucho más intensa, además le confiere unas tonalidades tostadas muy características.
5. Pino:
Su uso está localizado aquí, en las Islas Canarias,ya que, es una variedad de pino autóctona. Principalmente se emplea para fermentación y crianza de vinos tintos y menor medida en blancos y rosados. Los vinos que son criados en esta madera son denominados «vinos al tea», cuya cualidad más importante son los gustos resinosos aportados por el pino.
6. Castaño:
Sólo se utiliza para almacenar y transportar el vino; no
aporta nada. Se les aplica una capa de parafina para evitar que esta madera ceda su gran contenido tánico al vino.